Tratar la Rosácea a Luz Pulsada
La rosácea es una enfermedad crónica recidivante que se desarrolla sobre todo en la zona central de la cara, en las personas con piel sensible y fototipo claro (especialmente las niñas), y se manifiesta por enrojecimiento de la piel y arañas vasculares. La causa es un aumento en el flujo sanguíneo localizado, lo que conduce a la dilatación capilar que provoca cambios notables en la piel e inflamación, siendo a menudo antiestéticas y dolorosas.
Existen varias terapias, farmacológicas y no, para el tratamiento de este trastorno, la mayoría de las cuales conducen a mejorías sólo transitorias o poco evidentes. Desde hace varios años se sabe que el tratamiento a luz pulsada puede mejorar significativamente el cuadro clínico, por lo que en 2003 el tratamiento IPL ha recibido la aprobación de la FDA para el tratamiento de la variante eritemato-telangiestásica de la rosácea.
Hoy en día es considerado como el mejor enfoque instrumental no invasivo, pero ¿cómo se llevan a cabo los tratamientos y como funciona?. Se encuentran en el mercado lámparas diseñadas especialmente para el "fotorejuvenecimiento". Éstas, aplicadas al dispositivo, permiten realizar tratamientos médicos especializados y extremadamente eficaces, de modo doméstico, para este tipo de trastorno. Los impulsos de luz emitidos por la luz pulsada, por efecto térmico, actúan sobre los capilares dilatados afectados por la alteración, mediante el aumento de la temperatura interna y después coagulándolos, por lo que se tornan invisibles, y los síntomas se atenúan en un corto tiempo.
El estrato superior de la dermis controlará el impulso naturalmente sin dañar la epidermis, y no se verá afectado el tejido sano ya que su concentración de melanina y hemoglobina es marcadamente menor que la de los tejidos afectados por la enfermedad y lesionados, lo que los rendirá invisibles al flash luminoso. Sin embargo, la luz pulsada no se limita al cuidado del trastorno preexistente: con un número correcto de tratamientos es posible actuar a nivel profundo y llegar a estimular la producción de nuevo colágeno que ayuda a apoyar los vasos sanos, previniendo nuevos episodios de la enfermedad ( notoriamente tendente a la recidiva).
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